Cambió el clima

En Sevilla, intentan acabar con la sobrepoblación de grillos a punta de insecticidas, porque la abundancia de éstos y el ruido que conlleva no deja a nadie dormir la siesta. En Australia, la sequía lleva a los canguros a la puerta de las ciudades, donde pueden comer los desperdicios de las habitaciones. Para acabar con ellos y con el destripe de bolsas de basura, los australianos imponen una campaña masiva de esterilización de los marsupiales.

Yo creía que el ruido de las cigarras era un poderoso somnífero y que los canguros eran como los ángeles. Inofensivos y ajenos a los desperdicios. Pero cambió el clima.